Muxia: El Pueblo rodeado de Mar
Situado en la parte noroccidental de la provincia de A Coruña, Muxia es un pueblo costero donde el litoral forma su unidad morfológica más importante. El Olor a mar, la naturaleza y la brisa gallega se juntan en este precioso lugar. ¡Ven y conoce Muxía!
CÓMO LLEGAR
Resulta rápido y sencillo el acceso al ayuntamiento. Se encuentra a 1 hora de A Coruña y puedes llegar a través de la AG-55 A Coruña - Carballo, o bien por la carretera C-552 A Coruña-Fisterra, con una desviación a la derecha en el lugar de Berdoias (Vimianzo) que atraviesa el ayuntamiento por las parroquias de Ozón, Moraime y Muxía. La capital municipal, Muxía, dista 92 kilómetros de la ciudad herculina.
Si quieres llegar a Muxía desde Santiago, puedes acercarte hasta Negreira o Santa Comba y de ahí salir al lugar de Berdoias (Vimianzo), a la altura de la C-552, cogiendo en dirección a Muxía atravesando el ayuntamiento por las parroquias de Ozón, Moraime y Muxía. La capital municipal, Muxía, dista 79 kms. de la capital de Galicia.
GEOGRAFÍA
Muxía es sobre todo un municipio costero, donde el litoral forma su unidad morfológica más importante. Su costa es variada y se extiende desde donde muere el estuario del río Grande de la Ponte do Porto hasta la embocadura del río Castro en el extremo sur de la playa de Lires.
Las tierras bajas del municipio se sitúan en la parte norte que mira a la ría de Muxía-Camariñas, donde se suceden varios derrames litorales recorridos por arroyos y en la parte sur, por donde pasa el río Castro. En el centro del municipio hay una zona amesetada con una altitud que oscila entre los 100 y los 300 m.
Desde el punto de vista morfológico son destacables la presencia de acantilados costeros y de complejos dunares de gran singularidad como pueden ser el de la playa de Nemiña procedentes del modelado eólico. A nivel geológico, los materiales que forman las tierras muxianas están constituidos fundamentalmente por rocas graníticas. Por su singularidad destacan los arenosoles que conforman playas y dunas.
La máxima altitud se alcanza en el monte Facho(309 metros), próximo a la costa. En cuanto a los ríos y zonas húmedas, la red hidrográfica es amplia: en total los ríos y arroyos de Muxía suman 107.965 m., lo que supone prácticamente 108 km.
El paisaje de la Muxía interior está dominada por los usos agrosilvopastoriles y por la ubicación dispersa de los núcleos de población. El relieve suave del municipio en el interior y la existencia de abundante agua configuran un paisaje facilmente perceptible y de gran amabilidad. Los mayores contrastes los tenemos entre los fondos de los valles – con amplias zonas de mosaico agrícola – y las áreas de ladera en zonas de mayor desnivel, dedicadas fundamentalmente a la ganadería.
El paisaje de la Muxía litoral ofrece algunas de las muestras paisajísticas de mayor calidad del litoral Atlántico ibérico. Los elementos que conforman el litoral de Muxía son muy variados por lo que la diversidad estructural es muy elevada.
HISTORIA
Muxía es una villa marinera por excelencia; la mayor parte de sus casas están construidas sobre el tómbolo de arena que se formó entre la península que alcanza su punto más alto en el Monte Corpiño (67 m.), verdadera mole granítica situada al norte de la villa, y el Monte Enfesto en la parte sur.
Las primeras casas estaban situadas en la zona de la ribera al pie del Monte Corpiño, donde estaba la antigua playa hoy desaparecida por la construcción del Malecón y el puerto. La plaza del Cabo da Vila, como indica su nombre (cabo significa extremo), formaba el extremo sur del núcleo urbano. La zona de la Camposa, en la actualidad totalmente urbanizada, era la zona más llana donde se situaban las pocas tierras de cultivo de las que disponían sus habitantes. Resulta difícil, por la ausencia de documentación y vestigios históricos, saber cómo y cuándo se fundó la villa de Muxía. Su origen está seguramente vinculado a estos tres factores: El Monasterio de San Xiao de Moraime, que ejerció una gran influencia durante toda la Edad Media sobre las tierras de sus alrededores; el Santuario de la Virxe da Barca - la historia de este santuario transcurre pareja a la historia de Muxía -, y por último el Conde de Altamira, de quien uno de sus hombres más próximos, el Capitán Fernán Álvarez de Carantoña, poseía un palacio en la villa situado en el lugar de la Pena do Pazo.
A principios del S.XIX sobresalía ya la importancia pesquera de Muxía, destacando sobre todo las capturas de sardina y congrio; a mediados del siglo, la villa ya cumplía la función comercial y de servicios con respecto al resto del municipio, comezando a sobresalír también de manera importante el arte del encaje.
A principios del S.XX Muxía era una villa marinera que contaba con algo más de mil habitantes. La playa era el lugar de atraque de las pequeñas embarcaciones que se movían a remo o a vela, mientras que la Plaza de la Constitución era el centro de la villa donde se celebraba el mercado.
La primera vía de comunicación con la que contó Muxía fue la carretera Muxía-Berdoias, que le permitía comunicarse con la capital de la provincia a través de los primeros transportes de motor aparecidos en los años veinte. Y es también a finales de esta década cuando llega a la villa la luz eléctrica.
Los años de la Guerra Civil y de la Posguerra fueron difíciles tanto para el progreso cultural como para el económico, siendo a partir de los años 50 cuando comienza a desaparecer esta miseria debido a la cotización del pescado. La verdadera explosión económica de la villa se produjo con el descubrimiento del caladero “Canto”, haciendo cambiar el aspecto de la villa por completo principalmente durante la década de los 70 (renovación completa de la flota pesquera, construcción de nuevas casas con materiales de ladrillo y cemento, etc.), aunque hoy en día la importancia del sector no es tan alta debido a la reducción del número de capturas y de especies. En la actualidad Muxía es una villa marinera que actúa de centro comercial y de servicios de todo su término municipal dándole un cierto dinamismo, convirtiéndola en un centro de atracción para los habitantes del medio rural de todo el municipio.
CABO Y FARO TOURIÑÁN
El cabo es una pequeña península que se adentra en el mar cerca de 1 km, teniendo en su parte más estrecha un istmo de 150 metros de ancho, entre los coídos de Balal y de Cuño. Su altitud máxima es de 93 metros sobre el nivel del mar. La estructura geológica es granítica. La erosión de la roca propició a la formación de depósitos de cantos rodados, conocidos como coídos y formaciones de penedías que forman barras pétreas que la marea cubre o deja al descubierto, formándose algún islote como el denominado A Ínsua, en el lado oeste del cabo. La punta occidental del cabo, denominada Os Buxeirados, ofrece una serie de peñas que penetran en el mar unos 300 o 400 metros, conocidas como A Laxe de Buxeirados o Bajos de Buxeirados, peligrosa para la navegación, donde se tienen registrados algunos graves naufragios de que hay constatación documental. En la parte norte se sitúa un faro, y edificaciones complementares, inaugurado el 15 de diciembre de 1898.
MONASTERIO DE MORAIME
Aunque no existan documentos que acrediten la fecha de fundación, se supone que fue fundado hacia la mitad del siglo XI.
Años más tarde, hacia 1115, fue de nuevo arrasado por las incursiones sarracenas. Fue a partir de esta fecha cuando se levantó el templo actual y un nuevo monasterio adosado en su parte sur. La construción se lleva adelante debido a la ayuda que le presta el rey Alfonso VII.
A partir de la segunda mitad del siglo XIV, Moraime empieza a sufrir los saqueos de la pequeña nobleza rural, que poco a poco se va adueñando de sus bienes desobedeciendo las órdenes de los monarcas para que no atenten contra las propiedades de este monasterio. De este modo es como se produce la decadencia de Moraime.
SANTUARIO DE LA BARCA Y PIEDRAS
Cuenta la leyenda que a la punta de A Barca, el lugar en el que nos encontramos, se acercó por mar la virgen en una barca de piedra para alentar al apóstol Santiago en su cometido evangelizador. Los restos, que sigue puliendo este fiero mar, son la Pedra de Abalar -el cuerpo de la embarcación-; la Pedra dos Cadrís -las velas-; y la Pedra del Timón, a las que después se unieron la Piedra de los Enamorados o la Piedra de la Cabeza. A toda ellas se le atribuyen propiedades curativas y adivinatorias.
Construida en 1719, pero sufre reformas posteriores. Tiene una nave de planta de cruz latina. La fachada tiene dos torres, construidas en 1958, con dos cuerpos de arcadas. En su interior alberga los sepulcros de los condes de Maceda, quienes financiaron la obra, y varios retablos, uno de ellos obra de Miguel de Romay.
Es uno de los santuarios más antiguos de Galicia y a él acuden una gran cantidad de romeros.